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Persiguiendo la autonomía con perseverancia

El futuro que imaginamos

Persiguiendo la autonomía con perseverancia

Cuando las empresas buscan simplemente obediencia para cubrir sus puestos de trabajo, es suficiente que los trabajadores sean diligentes. Pero cuando lo que buscan las empresas es compromiso, promover la capacidad de auto dirigirse es mucho mejor. Tal como han demostrado numerosas investigaciones, la motivación para los puestos de trabajo más cualificados como consecuencia de la revolución tecnológica y la economía del conocimiento no se consigue a partir de la retribución económica. En el nuevo paradigma, la verdadera motivación en aquellos trabajos que representan la solución de problemas complejos son tres: autonomía, maestría y propósito. Lo explica Daniel Pink en The puzzle of motivation, una conferencia TED en la que se centra en la importancia de la autonomía.

Podemos definir autonomía como sentir el control de lo que hacemos. Explica Pink la experiencia de Atlassian, una compañía de software australiana que ocasionalmente les decía a sus empleados que trabajasen 24 horas en lo que quisieran, con el único compromiso de presentar a sus compañeros lo que habían hecho. Los resultados fueron tales en términos de ideas para nuevos productos que ampliaron este tiempo al 20% de la jornada laboral. La conclusión es que cuando las personas son competentes, la autonomía les lleva a hacer cosas que tengan sentido. Tan sólo un día de autonomía produce cosas que de otro modo no emergerían.

El deseo de ser auto dirigido

La semana pasada participé como componente del tribunal de valoración de planes de empresa como proyecto de final del Master de Design Management de BAU, el Centro Universitario de Diseño de Barcelona. Ha sido una experiencia realmente interesante de la que he aprendido mucho y me ha aportado muchas ideas no sólo en relación al sector del diseño sino a su aplicación transversal en sectores muy diversos. Especialmente ha sido un descubrimiento estimulante ver a personas tan jóvenes con tales dosis de creatividad y entusiasmo, transpirando capacidad innovadora. Mientras leía todos los trabajos, días antes de celebrarse la presentación pensaba que, aunque no fueran proyectos de Start-up escalables que puedan conseguir el apoyo de ningún Business angel, prácticamente todos ellos partían de la ilusión por hacer algo en lo que realmente creen: las personas, el compromiso con el medio ambiente, con la sociedad, y el diseño como vehículo. Había proyectos de empresa realmente extraordinarios, y además el día de la presentación descubrí que, para algunos de ellos, el proyecto de final de Master es también su sueño. A partir de la propuesta de desarrollar un plan de empresa, han visto oportunidades que otros no han visto, han creado un proyecto a partir de una idea, y aunque no han visto muchas de las barreras que se van a encontrar, sí saben que el camino va a tener que ir acompañado de perseverancia. Ese es el plan. Contemplan sus posibilidades profesionales desde su autonomía personal y están dispuestos a luchar por su sueño. Asumen un camino propio sin eludir el esfuerzo, aceptando las dificultades y los errores, que sin duda van a cometer, pero aquellos que ya se han comprometido, seguirán adelante construyendo su futuro profesional, conscientes de que las caídas son parte de dicho camino para volver a levantarse.

El nuevo paradigma empresarial y laboral

Los jóvenes que se saben competentes y autónomos (como los jóvenes que presentaron sus proyectos de empresa en BAU), visualizan un futuro en el que van a crear sus propias oportunidades, y al mismo tiempo donde les va a ser difícil establecer una raya entre la vida personal y la profesional. A partir de dicha visualización van tejiendo las conexiones que les faciliten una experiencia que esté en línea con sus valores y sus inquietudes. Lo que hacen ya no es sólo su trabajo, también forma parte de su vida. Son los nuevos autónomos.

La paradoja es que las empresas necesitan incorporar gente autónoma y facilitarles suficiente margen de actuación para desarrollar sus competencias. Pero la gente autónoma también puede ser más incómoda para la organización que las personas que siguen estrictamente las normas y procedimientos establecidos. Las empresas, las organizaciones en general, se esfuerzan a perpetuarse en el tiempo desde el momento de su creación, por lo que acaban teniendo una resistencia natural al cambio. En cambio, las personas autónomas cuestionan el marco establecido y por tanto necesitan un entorno que promueva la comunicación y el intercambio de ideas.

Otorgar autonomía a las personas en su lugar de trabajo es uno de los retos para las empresas en la economía del conocimiento para captar y retener talento. Está suficientemente probado que la remuneración no es un incentivo suficiente, por lo que hay que perseverar en diseñar nuevos mecanismos. Por otro lado, las personas que tienen talento lo saben, y no van a pasar mucho tiempo en un puesto de trabajo que no les otorgue la autonomía y el reconocimiento que necesitan para seguir progresando.

Chus Blasco
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